Ayer fuimos al cine a ver “Antes del anochecer”, la tercera entrega de una hermosa trilogía.
Cine independiente. Amor contemporáneo. Complejidad emocional. Conversaciones aparentemente triviales, que se convierten en declaraciones, confesiones. Profundidad. Exquisitos paisajes de verano en un pueblecito griego. Dos personas que se conocen bien. La pasión por escribir. La pasión sensitiva que evoluciona con el tiempo. Una crisis fugaz, pasajera, necesaria.
Me gustó el hecho de que cuenta una historia preciosa (desde su primer encuentro en Antes del Amanecer) que se aleja del convencionalismo norteamericano, no se trata de dos marionetas perfectas como suelen ser los protagonistas de las comedias románticas, ellos parecen reales, imperfectos, divertidos.
Me gustó la luz, la fotografía.
Me gustó.
“Antes del anochecer”, debe ser una película, hermosamente bella y maravillosa, puesto que antes del anochecer es ese hermoso espacio de tiempo, aparentemente vacío, en el cual está lleno de inumerables sensaciones y contrastes lumínicos maravillosamente bellos.