Invierno.

Captura de pantalla 2014-11-14 a la(s) 18.11.12

Últimamente me dan ganas de quedarme un rato de brazos cruzados y no decir nada. O de correr hacia atrás y volver a sentir lo que sentía en una fotografía que encuentro, solo por unos segundos.

He puesto en el whatsapp una imagen mía en la que salgo sonriendo, con la cabeza ligeramente torcida, las gafas de sol de leopardo que sólo uso en verano (no sé por qué) y un sombrero. Llevo una camiseta azul pálida y una rebeca negra. Llevo los labios pintados de rosa, y la tez tostada por el sol. Ese día descubrí unas playas increíbles, porque se empeñaron en llevarme de excursión a zonas «supuestamente» próximas al lugar en el que pasaba parte de mis vacaciones. Subí al coche protestando, pero quedé maravillada después y recogí mis palabras y reticencias. Aquellas aguas minadas de chicos y chicas haciendo surf, caravanas de corte retro aparcadas junto a enormes acantilados. Pensé que no podía haber nada más bonito que despertarse en un sitio así. Hice muchas fotos, no importaba lo mucho que me pesaba la cámara esa tarde. No importaba nada más que aquellos paisajes salvajes, vírgenes, desproporcionadamente hermosos. Me reí tanto ese día, de nada en particular, todos estábamos de buen humor, de vacaciones. Llegamos tardísimo a la vuelta. Cenamos en un restaurante hindú. Yo me pedí papadum, arroz con champiñones, samosas… Olía todo a curry, en el bar. Estaba agotada y esa noche me quedé dormida inmediatamente.

He puesto esa foto aunque no refleje mi estado actual, de ahora, de este miércoles a las 15:29 del mediodía. No recuerdo si en ese instante era feliz. Pero no cabe duda que estaba contenta mientras alguien (no recuerdo quién) disparaba y recogía esa sonrisa para siempre. A veces creo que la vida es mucho más sencilla, y son los humanos y las humanas quiénes la retuercen. Estoy cansada de eso. Si.

En realidad, si tuviese que elegir una imagen para describirme hoy, a las 15:32, sería la de más arriba. Invierno. Silencio.

Aunque estoy contenta por una tontería. Mi hermana, tras un año y pico de duelo por su ruptura, se ha fijado en alguien que quizá la corresponda (casi segura estoy). No sé. Y se me queda cara de tonta cuando los observo mirándose, ella repleta de ilusión, de felicidad, de alegría, de nervios, y él encantador, inquieto, sonriente. Me gustan esas caras de idiotas que se les ponen a los enamorados, a veces ellos mismos no saben que lo están, pero visto desde fuera puedes oler, sentir y tocar esas ganas desenfrenadas de conocerse, de acercarse. Hace unos días, mi hermana estallaba en risa nerviosa (de amor y de ganas), estaba radiante, le ha cambiado hasta la mirada y el gesto. Cruzo los dedos y pienso: que no le rompan el corazón, que sea feliz.

Cuando rompe a reír de felicidad, la señalo de broma y le digo:

-Estás muy pillada eh.

Y ella responde:

-¿Qué dices?

Y vuelve a reírse como si no supiera hacer otra cosa.